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El mandala es un arte milenario que permite, por medio de un soporte gráfico, llegar a la meditación y a la concentración. No hace falta ser muy bueno dibujando para realizar un bonito mandala: solo se requiere un poco de paciencia y precisión.
1 hoja de papel de dibujo
1 compás
1 lapicero
1 regla
1 regla de círculos (opcional)
1. En el centro de la hoja de papel, dibujamos suavemente a lápiz un cuadrado grande que nos servirá de base para crear las líneas simétricas; después, lo borraremos.
2. Partiendo del centro del cuadrado, trazamos con el compás un primer círculo del mismo diámetro que el cuadrado. Trazamos dos círculos más partiendo siempre del centro del cuadrado, pero cada círculo con un diámetro inferior al anterior.
3. A partir del cuadrado, dividimos el círculo en ocho partes idénticas, ligeramente trazadas con lápiz gris. Estas divisiones nos servirán de guía para organizar de forma simétrica el mandala. Una vez terminado el mandala, las borraremos.
4. La estructura del mandala está lista para ser rellenada con las figuras simbólicas o abstractas que se nos ocurran. El reto de este ejercicio es mantener siempre el equilibrio, la simetría y la armonía de la composición.
5. Una vez finalizado el mandala, podemos borrar todas las líneas de referencia y colorear con los marcadores POSCA.